La UE aborda PFAS, posiblemente partículas cancerígenas

A los PFAS a veces se les llama «un químico eterno» porque es muy difícil deshacerse de ellos. Peligroso para la salud para algunos, la Unión Europea ha decidido iniciar su propia investigación sobre el tema.

El 1 de noviembre bien podría convertirse en una de las fechas clave en la historia de PFAS. Si seguramente no le dicen nada por su nombre, estos productos todavía son ampliamente utilizados por los fabricantes, mientras que la comunidad científica ha estado advirtiendo durante mucho tiempo sobre los posibles riesgos para la salud que representan.

Por tanto, es el próximo lunes, día de Todos los Santos, cuando investigadores de 27 países europeos pondrán en marcha el proyecto PROMISCES. El objetivo de este importante estudio es aclarar el impacto ambiental y en la salud de las llamadas partículas PFAS, es decir, que casi nunca se degradan.

Esta misión debería durar 3 años y medio, en Francia es la oficina de investigación geológica y mineral BRGM la que se encargará de llevar a cabo su pequeña investigación. Financiado por la Unión Europea por valor de 12 millones de euros, este proyecto debería permitir establecer una lista de productos a prohibir lo antes posible. Una forma de obligar a los fabricantes a buscar alternativas a estos productos, que suelen utilizarse por su acción antiadherente.

Presentes en el agua, el aire, nuestros alimentos o nuestros envases, estas pequeñas partículas están en el centro de varios estudios. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) también abrió una investigación hace unos meses, que terminará dentro de 2 a 3 años.

¿Qué son los PFAS?

Es difícil dar una definición de PFAS. Estas partículas son muy numerosas, según el consenso científico actual hay varios miles, pero esta cifra aún podría estar subestimada en vista de su uso masivo en todas las ramas de la industria. Lo único en común que tienen todas estas partículas entre sí es que son muy difíciles de degradar, ver, la mayoría de las veces, imposible. Es por esto que los divulgadores a veces hablan de «una sustancia química eterna», aunque este nombre no sea científicamente correcto.

Una vez ingeridas, estas pequeñas partículas pueden acumularse en el cuerpo, lo que puede representar un riesgo para la salud humana. De hecho, incluso si siempre están presentes en dosis muy bajas en el agua o el aire, estas partículas están ahí y actuamos como una red cerca de ellas. Al recogerlos uno tras otro, los acumulamos y luego pueden volverse peligrosos.

¿Son realmente peligrosos?

Según los estudios más severos sobre el tema, los PFAS son responsables de casi todas las posibles dolencias. Pérdida de fertilidad, retraso en el crecimiento y desarrollo de los niños pequeños, o incluso mayor riesgo de cáncer (próstata, riñón, testículos, etc.). Aún debe recordarse que si estas consecuencias se han citado en varios estudios, ninguno ha podido probar el vínculo de causa y efecto, y la mayoría de la comunidad científica sigue siendo muy escéptica sobre los efectos del PFAS en el cuerpo humano.

La investigación de la Unión Europea, así como la de la EPA en Estados Unidos, debería permitir ver con mayor claridad en unos años y prohibir varios productos si se demostrara algún riesgo para la salud.