Groenlandia atraviesa un episodio de deshielo muy intenso, en parte debido a las fuertes lluvias, cuyas consecuencias podrían ser graves.
Groenlandia está bajo presión en este momento. La preocupante dinámica climática que se puede observar en todo el mundo se acelera en esta zona desde hace varios meses. Y es aún más visible en su interior, la enorme masa de hielo que constituye el 80% de su territorio. Recientemente, según el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo (NSIDC) citado por Gizmodo, los investigadores tuvieron una muy mala sorpresa; contra todas las expectativas, la zona sufrió un violento episodio de lluvias.
Ciertamente no es la primera vez que llueve en Groenlandia, ni mucho menos; la zona incluso había estado sujeta a lluvias torrenciales durante los últimos días. Por otro lado, este fenómeno bastante común en nuestras latitudes es aún más preocupante en Summit Camp, el punto más alto de la capa de hielo y la cuarta cumbre más alta de Groenlandia. Este es simplemente el primer evento de lluvia desde el inicio de los registros meteorológicos en el área. En esta zona donde los promedios de verano están por debajo de los -10 ° C, es solo la tercera vez en diez años que los investigadores registran temperaturas positivas, según el NSIDC.
Según la misma fuente, el 14 de agosto, el deshielo llegó incluso a los 850.000 km². Esta cifra es superior a la superficie de Francia, medida en aproximadamente 643.801 km²… y que representa el tercer episodio de deshielo más grande jamás registrado en el lugar.
Un punto de inflexión ya bien documentado
Estas lluvias son preocupantes por varias razones. Obviamente, representan una consecuencia directa y muy visible del calentamiento atmosférico, pero también tienen consecuencias adicionales. Dado que es por definición un material más cálido que el hielo, estas lluvias aumentan considerablemente la velocidad de derretimiento de la capa de hielo, con todas las consecuencias que ello implica. Sabemos, por ejemplo, que este fenómeno participa activamente en el aumento del nivel de los océanos.
Y como siempre en climatología, esta situación también presenta un potencial de punto de inflexión perturbador. De hecho, cuando el hielo se derrite total o parcialmente, refleja la radiación solar de manera menos eficiente. Este es un gran problema, porque en tiempos normales esta capa de hielo forma un escudo real, lo que evita que la Tierra absorba demasiada radiación solar. Cuanto más se derrite, más energía absorbe la Tierra, que luego libera a la atmósfera en forma de radiación infrarroja. Por tanto, la temperatura de la atmósfera aumenta, lo que favorece las lluvias en detrimento de la nieve… y así sucesivamente.
Más que nunca, existe por tanto una necesidad urgente de actuar para frenar estos fenómenos, so pena de ver cumplidas las predicciones más pesimistas del IPCC.
