Serie de ciencia ficción confirma que un híbrido alien humano es mala idea

Una serie de ciencia ficción retrata la engorrosa lucha interna desatada por una metamorfosis entre humanos y extraterrestres, cuestionando la esencia del alma.

El episodio Afterlife (1996) de la renombrada serie de ciencia ficción Más allá del límite invita a los espectadores a una historia inquietante que desafía los límites que separan a lo humano de lo alienígena y explora cuánto puede ser modificado el cuerpo sin que se pierda el alma. La narrativa se centra en Styles, un hombre condenado por un crimen que sostiene no haber cometido, abriendo un debate sobre la moralidad, la justicia y la composición de la identidad.

Precaución: este artículo contiene SPOILERS. La historia arranca en el pasillo de la muerte, donde Styles (Clancy Brown), un ex soldado que se rige por un estricto código religioso, espera su ejecución. Ha sido declarado culpable de matar a 11 personas, crimen que niega fervorosamente. Aunque parece que su fin ya está decidido, sigue afirmándose inocente, lo que provoca desorientación en los guardias y el sacerdote que le solicita la confesión de sus pecados antes de llevar a cabo la inyección letal. No obstante, cuando la aguja finalmente perfora su piel, algo insólito ocurre; Styles no muere. En cambio, se le ofrece una segunda oportunidad enrolada en un experimento medicial de proporciones desconocidas y riesgosas.

Un procedimiento con remanentes extraterrestres.

Conforme avanza el episodio de la serie de ciencia ficción, se observa como Styles es presentado ante la Dr. Ellen Kersaw (Barbara Garrick), la cabeza detrás de la peculiar operación. Kersaw se muestra recelosa y severa desde el inicio, a pesar de su incredulidad frente al hombre que ha sido juzgado y condenado por la sociedad. En su opinión, Styles es culpable, pero él continúa insistiendo en su incriminación por tomar órdenes en una operación militar clasificada. A medida que el relato progresa, Kersaw comienza a encontrar fisuras en la historia oficial que llevó a Styles a su condena.

El test al que se somete a Styles resulta ser mucho más arriesgado y desconcertante de lo que él alguna vez habría imaginado. Los doctores no buscan únicamente salvarlo; su propósito es combinar su ADN con el de un ser de otro planeta. Styles se ve forzado a enfrentar la aterradora oportunidad de convertirse en algo más que humano; algo que podría ser una amenaza, así como una esperanza. Este procedimiento de mezcla genética está concebido para evaluar la adaptabilidad del ser humano, pero a su vez indaga sobre los límites de la identidad: ¿qué sucede cuando los seres humanos empiezan a perder su físico y, quizás, su humanidad?

Su cuerpo va mutando.

A medida que la historia se desarrolla, Kersaw empieza a ver a Styles bajo una nueva luz. No obstante, las dificultades del experimento se hacen patentes. Styles empieza a atravesar transformaciones físicas que causan un gran sufrimiento. Su cuerpo cambia, y lo que se suponía ser una simple intervención médica se convierte en un horror biológico. Las modificaciones corporales dan lugar a una lucha de Styles por mantener su humanidad, repitiendo un mantra que se convertirá en un punto clave en la serie de ciencia ficción: «Pueden cambiar mi cuerpo, pero no mi alma».

Hacia el final, Styles se ve cara a cara con la vida y la muerte mientras que el ejército le hace seguimiento como un experimento fallido. Sin embargo, Styles, con sus nueva habilidades físicas, logra eludir a sus perseguidores. La cúpula militar revela que todo el procedimiento tenía un objetivo ulterior: crear un ser más potente para probar si podría ser controlado en preparación para un posible contacto extraterrestre.

El desenlace sorpresivo.

Justo en el momento en que la metamorfosis de Styles está completa y está a punto de ser asesinado por los soldados, los extraterrestres se teletransportan y se lo llevan. Esto deja a los militares perplejos, pero para la doctora todo está claro; la verdadera prueba fue establecida por los extraterrestres para observar la respuesta humana.

Este episodio de ciencia ficción plantea cuestiones profundas sobre la ética en las ciencias y el destino de aquellos que son explotados como material de experimento.

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