Ciencia

El nivel de hidrógeno en la atmósfera se ha disparado en 150 años.

Un aumento del 70% en 150 años que preocupa a los meteorólogos.

Las misiones científicas en la Antártida tienen muchos beneficios para nuestro conocimiento del planeta. Si se dedican sobre todo a medir el calentamiento global en el momento presente, lecturas más profundas pueden permitirnos conocer más sobre el pasado de nuestro planeta.

De hecho, al tomar núcleos de hielo en las megadunas del Polo Sur, los investigadores pueden calcular con precisión el contenido de gas de la atmósfera durante un período determinado.

Así, el último estudio hasta la fecha sobre este tema, realizado por John Patterson, un meteorólogo canadiense, muestra que durante los últimos 150 años, la concentración de hidrógeno molecular ha aumentado considerablemente. Entre los diferentes gases estudiados, Patterson tomó lecturas de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso «(N20), los tres principales gases responsables del cambio climático y cuyas tasas están en línea con las expectativas.

¿Dihidrógeno de origen desconocido?

Solo el dihidrógeno (H2) está aumentando bruscamente y de manera bastante inesperada durante los últimos 150 años. Por tanto, la concentración atmosférica de H2 ha caído de 330 a 550 ppb (partes por mil millones). Un aumento constante en el tiempo que no parece tener ningún motivo para disminuir en los próximos años. Aún poco entendido, los efectos del hidrógeno en la atmósfera pueden ser muy numerosos. Muchos científicos creen que la molécula juega un papel importante en la conservación de los gases de efecto invernadero, pero también en la contaminación del ozono a nivel del suelo (responsable del «agujero» en la capa de ozono).

Según Patterson, es muy sorprendente que las lecturas de dihidrógeno no hayan disminuido en los últimos 20 años. De hecho, los distintos gobiernos han tomado medidas para reducir el impacto del C02, principal gas emitido por el transporte, endureciendo y modificando sus estándares. Llevar la concentración de H2 sigue aumentando incansablemente. «Así que deberíamos haber esperado el mismo impacto en el hidrógeno molecular, pero este no parece ser el caso», resume Patterson en su artículo.

Según el meteorólogo, la explicación vendría de un escaso conocimiento de este gas y su llegada a la atmósfera. Si bien desde hace mucho tiempo se considera que tanto el H2 como el CO2 son el resultado del impacto del tráfico de automóviles, otras fuentes de emisiones deben subestimarse, según Patterson.

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