Ciencia

Parker Solar Probe acaba de completar su décimo acercamiento al Sol

El Sol es una de las principales razones de la presencia de vida en la Tierra. Pero los científicos aún no lo entienden bien y deben aprender más para prepararse para las exploraciones espaciales.

Las misiones científicas hacia nuestro Sol definitivamente han llegado a la costa últimamente. Mientras estábamos hablando con ustedes ayer sobre el paso (muy) cercano de la sonda European Solar Orbiter sobre nuestras cabezas, otros están mucho más lejos en su programa de misiones. La sonda solar Parker de la NASA, que salió de Cabo Cañaveral en agosto de 2018, un año antes que su contraparte europea, acaba de completar su décima aproximación alrededor del Sol.

Inicialmente está previsto que la sonda realice 24 órbitas de este tipo alrededor del Sol con el fin de recopilar la mayor cantidad de información posible sobre él y permitir a los científicos comprender mejor los mecanismos que operan en el corazón de la estrella pero también en su recorrido. La parte más externa del Sol, extremadamente caliente, de más de un millón de grados, y que es responsable de los vientos solares y otros fenómenos que barren nuestro sistema.

Un baile muy cercano alrededor del sol

Lo más cerca posible del Sol durante su misión, la sonda siempre estuvo a más de 5 millones de kilómetros de la estrella. Una distancia que puede parecernos enorme en la Tierra pero que no es nada a la vista de los 150 millones de kilómetros que nos separan de la estrella del día. Para comprender mejor la distancia que separa a todos estos objetos en el cielo, es posible decir que la Tierra y el Sol ya no están separados por más de 100 metros. La sonda estaría entonces cerca del Sol. – literalmente – ella que estaría a tres metros de él.

Según la primera información comunicada por la NASA sobre la sonda, a esta última le va muy bien. Todos los elementos responden correctamente y la recopilación de datos está en pleno apogeo, ya que ella va y viene lo más cerca posible del Sol, aprovechando la atracción gravitacional de Venus para no sumergirse de cabeza en la estrella luminosa.

Una misión planeada para durar

La sonda debería permanecer en esta posición en órbita alrededor del Sol durante otros 4 años, y su misión científica está programada para finalizar alrededor del año 2025. Hasta entonces, la sonda debería poder estudiar las interacciones entre el plasma y los vientos solares que constantemente cruzar la región.

El primero de estos dos elementos se crea después de repetidos impactos entre el escudo térmico de la nave y granos de polvo, más finos que el cabello, que golpean la sonda de frente. Este último girando a más de 579.000 kilómetros por hora alrededor del Sol.

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