Ciencia

Pronto se analizarán gases lunares de hace 50 años

Las misiones Apolo hicieron posible aumentar nuestro conocimiento científico sobre la Luna. Pero aún no han revelado todo su secreto.

Durante la misión Apolo 17, la última en llegar a la Luna, los dos astronautas presentes en la superficie de nuestro satélite, Eugene Cernan y Harisson Schmidt, llevaron a cabo numerosas misiones científicas. En su equipaje también cargaron más de 100 kilos de rocas lunares. Ante esta montaña de material para estudiar, los científicos de la NASA en su momento tuvieron la (muy) buena idea de dejar a un lado parte de este tesoro astronómico, pensando, con razón, que los investigadores del futuro tendrán mejores herramientas para estudiar estas rocas lunares y gases.

Un poco de piedra, un poco de gas, mucha ciencia.

Cernan recuperó el elemento en el corazón de toda codicia durante su misión lunar en 1972. 50 años después, los científicos abrirán con el mayor cuidado la cámara de vacío que contiene la muestra número 73001. Esta última está compuesta por un núcleo de lunares. roca, plantada por Cernan a 70 centímetros de profundidad en el valle de Taurus-Littrow, zona del aterrizaje de la misión Apolo.

Con estos pocos pedazos de rocas lunares, los científicos esperan encontrar rastros aún presentes de gas presente en el suelo de nuestro satélite. Con un posible descubrimiento de hidrógeno, helio y otros gases ligeros, la NASA espera tener una montaña de nuevos datos e información sobre la geología de la Luna.

Europa tiene grandes responsabilidades

Para que este descubrimiento sea lo más universal posible, la sub-rama de la NASA encargada de guardar estas muestras decidió encomendar este a la ÉSA, la agencia espacial europea. Ella es responsable de la onerosa tarea de abrir la muestra y averiguar qué contiene.

La idea de la ÉSA para llevar a cabo esta misión se puede resumir de forma muy sencilla. La agencia europea tiene previsto perforar la muestra para que los gases puedan escapar. Serán recuperados inmediatamente por un colector de extracción, diseñado en colaboración con la Universidad de Saint Louis. Si se detecta la presencia de gases, se colocarán en «contenedores» sellados antes de llevarlos a varios laboratorios de todo el mundo.

Por anécdota, esta es la primera, pero también seguramente la última vez, que la NASA acepta que otra agencia espacial se encargue de la apertura de una de las muestras de las misiones Apolo.

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