Ciencia

Este enorme diamante negro de 555,55 quilates podría provenir del espacio exterior

Si te apasionan los objetos bellos, la mineralogía y el espacio y tienes unos cuantos millones disponibles, Sotheby’s tiene un auténtico tesoro que ofrecerte.

Durante las subastas detectadas por SciencePost, la famosa casa Sotheby’s pronto venderá un lote excepcionalmente raro, ya que habría venido literalmente de otro mundo: el Enigma, un gigantesco diamante negro de 555,55 quilates (el “diamante tallado más grande del mundo” de acuerdo con guinness) aparentemente originado en las profundidades del espacio.

Este fabuloso mineral forma parte de un subgrupo de diamantes denominado “carbonado”. Sus representantes son especiales en muchos aspectos, empezando por su color inusual que puede ir desde el marrón hasta el negro intenso pasando por toda una paleta de grises. Además, a diferencia de los diamantes clásicos, no son del todo transparentes. Incluso cuando están pulidas, permanecen relativamente opacas debido a su estructura molecular muy particular.

De hecho, en un diamante estándar, los átomos de carbono están cuidadosamente alineados; encajan en un patrón cúbico extremadamente regular que les da su dureza excepcional. Los carbonados, por el contrario, son agregados policristalinos; muy resumidamente, esto significa que son formado por un conjunto de diminutos diamantes cuyas redes cristalinas no están alineadas entre sí.

¿Un tesoro del cosmos?

Pero lo más interesante es sin duda la cuestión del origen de estos carbonados. Para los diamantes clásicos, este proceso es bien conocido; resultan de la compactación de átomos de carbono en condiciones de presión y temperatura absolutamente infernales, en las entrañas de nuestro planeta. Luego emergen gracias a los diferentes ciclos geológicos antes de ser extraídos, transformados, engarzados y luego vendidos a precios astronómicos.

En contraste, la aparentemente inconsistente distribución de carbonados en la Tierra parece a primera vista inconsistente con esta explicación. Por lo tanto, la investigación se ha centrado en otros posibles orígenes; muy rápidamente, todos los ojos se volvieron hacia el cosmos. Desde mediados de la década de 2000, varios estudios han concluido que estos diamantes se formaron en entornos extremadamente ricos en hidrógeno a diferencia de los que se encuentran en la Tierra… pero se encuentran en abundancia en el espacio interestelar.

Con toda probabilidad, estos carbonados pueden haberse producido durante una explosión de supernova antes de llegar a la Tierra a través de un meteorito. También podrían haberse formado durante el impacto de un meteorito titánico, lo suficientemente pesado como para generar condiciones dantescas de presión y temperatura. A pesar de pistas bastante evocadoras, conviene recordar que todavía no existe un consenso científico absoluto sobre esta cuestión. Por lo tanto, su origen espacial debe tomarse con pinzas.

Si tiene algunos millones para gastar, esta impresionante pieza se subastará del 3 al 9 de febrero; la firma de subastas confía en recaudar al menos 6 millones de euros.

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