Ciencia

Deepfakes: MIT matiza el poder persuasivo de los videos manipulados

¿Son los deepfakes realmente un arma de desinformación masiva? No más que otros medios, según investigadores del MIT.

Dado que el término deepfake se ha hecho un nombre en Internet, esta tecnología se ha utilizado en muchos contextos muy diferentes. Concretamente, estas pueden ser simples distracciones humorísticas, pero también pueden causar un gran daño cuando se usan incorrectamente. Entonces pueden convertirse en armas de robo de identidad, o incluso de desinformación masiva.

Por esta razón, muchos analistas han estado preocupados durante mucho tiempo por su impacto potencial a nivel político. Esto es tanto más cierto en periodo electoral, donde habría un verdadero riesgo de manipulación de la opinión pública a gran escala. Esta conclusión se basa sobre todo en una realidad ya bien documentada: los formatos de vídeo son tremendamente eficaces a la hora de captar la atención del público. Pero llamar la atención no es suficiente; Queda por convencer al objetivo. Y de acuerdo con un trabajo reciente del MIT descubierto por Gizmodo, la realidad podría ser un poco menos clara cuando se trata de persuadir a una audiencia.

Ver no es necesariamente creer

Para llegar a esta conclusión, reunieron un panel de 7.600 voluntarios estadounidenses. Estos se han separado en tres grupos distintos. Los primeros vieron anuncios políticos considerados «políticamente persuasivos». El segundo grupo tuvo acceso a los mismos discursos e información, pero en formato de texto. El tercer grupo fue un grupo de control sin complicaciones.

Después de consultar los materiales a su disposición, cada grupo tuvo que responder un cuestionario. Las preguntas permitieron determinar en qué medida estaba de acuerdo o en desacuerdo con los distintos argumentos. Cuando revisaron los resultados, surgió una primera conclusión; las personas que vieron los videos fueron un poco más receptivas a los argumentos presentados que las que recibieron esta información en formato de texto.

Pero contrariamente a lo que podría pensarse, esta diferencia era tan pequeña que sería casi insignificante. Para los investigadores, la brecha estadística era tan pequeña que era imposible de decir con certeza que el formato de video tenía más probabilidades de cambiar la opinión de alguien, o si solo lograba captar la atención de manera más efectiva. Una diferencia sutil, pero absolutamente fundamental.

La desinformación va mucho más allá de los deepfakes

«La gente podría estar más inclinada a ver el formato de video”Dice David Rand, uno de los autores del estudio. «Eso no quiere decir que el video sea inherentemente más persuasivo que el texto, solo que tiene la capacidad de llegar a una audiencia más amplia.«, El explica. En resumen : No es porque la información se entregue en un deepfake que necesariamente será más convincente que su equivalente en formato de texto.

Pero si los investigadores utilizan tanto el condicional es porque conocen bien los límites de sus estudios. En el mundo real, lejos de las condiciones de laboratorio estrictamente controladas, los videos y el contenido del texto podrían ser muy diferentes y, por lo tanto, provocar reacciones diferentes. El estudio no tiene en cuenta los fenómenos de viralidad, oinstinto de manada humana; dos factores que pueden hacer que el contenido sea mucho más persuasivo para algunos internautas, además de acelerar su distribución.

Si este estudio no llega a una conclusión absoluta y perfectamente clara, ilustra de todos modos la‘importancia de la conciencia del público a la desinformación. Es un fenómeno insidioso y global, y sería peligroso enfocarse excesivamente en deepfakes. Para verlo lo más claramente posible, solo hay una solución: lea entre líneas mientras usa su propio pensamiento crítico. El texto del estudio está disponible aquí.

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