Ciencia

El calentamiento global podría cambiar el rostro de Francia

La última parte del informe del IPCC muestra cómo Francia y Europa podrían verse afectadas por el calentamiento global.

“Una terrible advertencia”, así calificó el presidente del IPCC la segunda parte del sexto informe, que examina las probables consecuencias del calentamiento global. Si las conclusiones del IPCC a menudo se extraen a escala planetaria, esta nueva sección, publicada el lunes, repasa lo que podría cambiar región por región.

Sin centrarse muy precisamente en Francia, el informe explica muy bien lo que les espera a los habitantes de Europa occidental y meridional. Según los científicos detrás del colosal informe, se deberían sentir cuatro consecuencias principales en Francia.

Veranos cada vez más calurosos

Como bien explica el IPCC, el primer impacto del calentamiento global es, como su nombre indica, un aumento de las temperaturas. Si por el momento el cambio es de 1,09°C, podría subir a 2,7°C según las últimas estimaciones del IPCC. Esto podría dar lugar a olas de calor muy largas, con consecuencias tan dramáticas como durante el espectacular verano de 2003.

Las muertes por falta de hidratación, tanto en recién nacidos como en ancianos, podrían ser muy superiores a las actuales. Pero según los autores del informe, el calor no es lo único por lo que preocuparse.

Agricultura en extrema dificultad y una clamorosa falta de agua

Explican que el mundo agrícola debería verse muy afectado por las consecuencias del calentamiento global. “Se prevén pérdidas sustanciales de producción agrícola para la mayoría de las regiones europeas durante el siglo XXI y no se compensarán con ganancias de producción en el norte de Europa”explica el informe.

El IPCC recuerda que si el calentamiento global supera los 3°C, los sistemas de riego actuales serán claramente insuficientes y la falta de agua que afectará al sur de Europa (por lo tanto en regiones francesas como Aquitania o Rosellón) no mantendrá un sistema agrícola como el que conocemos eso.

Porque el agua corre el riesgo, en Europa como en otros lugares, de ser la nueva pepita del planeta. Un recurso esencial para la vida, podría volverse muy escaso en los próximos años. Según el IPCC, un tercio de la población del sur de Europa podría sufrir deshidratación y una grave falta de agua. A partir de +3°C, toda Francia debería verse afectada por la falta de agua, y podrían surgir verdaderas “guerras del agua” en nuestro continente.

Creciente de las aguas: ¿el peor flagelo?

Si es probable que se acabe el agua potable tal como la consumimos, el sur de Francia podría, no obstante, quedar cubierto de agua. De hecho, la cuarta y última amenaza que se cierne sobre nosotros es el aumento de las aguas. Ya visible en los atolones oceánicos del otro lado del mundo, podría muy bien convertirse en realidad en las próximas décadas, aquí en Francia.

Wolfgang Cramer, director de investigación del CNRS, aplicó que el mar Mediterráneo también es “muy frágil” en este punto. En la ausencia histórica de marea, las ciudades se han construido en las costas, por lo que estarán en primera línea si el agua llega a subir. Según el informe, los daños causados ​​por las inundaciones deberían multiplicarse por 10 a finales de siglo.

Como nos recuerda Gonéri Le Cozannet, autor del informe del IPCC, estos cuatro riesgos no son los únicos que le esperan a Europa en los próximos años. “Existen riesgos en cascada” que podrían desarrollarse si la situación no mejora significativamente en las próximas décadas.

En el exterior también se ve afectado

El IPCC también está haciendo sonar la alarma con respecto a los territorios insulares de ultramar. Guadalupe, Martinica o la isla de Reunión y Mayotte podrían verse afectadas de forma extraordinaria por el calentamiento global que ya forma parte del día a día de los habitantes.

El IPCC llega a cuestionar el estado de habitabilidad de las islas. Según él, podría resultar muy difícil, si no imposible, seguir viviendo en estas islas a finales de este siglo. A nivel mundial, se espera que las migraciones climáticas se vuelvan comunes a finales de siglo, lo que sin duda conducirá a grandes trastornos geopolíticos.

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